¿Conocen a Tarantino, el elegante y muy fino perro del vecino?, ¿Qué me dirían si les pido que cojan un barco, una bicicleta, una aspiradora y una lancha motora?
Si tienen niños pequeños seguro que están más que familiarizados con todo lo que les hemos contado unas líneas antes; ideas geniales que surgen de la mente de Patricia Charcos, una albaceteña que cada vez que se mete en la piel de la Chica Charcos lleva una fiesta allá adonde va.  “Cuando vamos a actuar siento que voy a una fiesta porque el escenario ha de ser eso. Los actores tenemos que vivirlo como tal porque, aunque para nosotros sea parte de nuestro trabajo y de nuestro día a día, para los espectadores es algo especial”, explica la Chica Charcos en una entrevista en la que reconoce que, a pesar de que el target de muchos de sus espectáculos son los niños, “hay madres que disfrutan como si volviesen a la infancia”.

Patricia Charcos estudió Magisterio por “presiones familiares”, y Teatro con la ilusión de que alguien la contratase para hacer sus funciones. “Cuando estudié teatro nunca pensé en ser autónoma; lo que yo quería, creo que como todos, es que me contratasen de un sitio en el que pudiese ir a hacer mis horas de trabajo, mis ensayos, mis bolos... Soñaba con tener un trabajo en el que me recogieran y me trajeran de vuelta tras el espectáculo…”
La idílica idea de Patricia cambió con la llegada de la crisis.  La situación económica la devolvió a la realidad y forzó el cierre o la reducción de empleados en algunas de las compañías con las que colaboraba, así que, se lió la manta a la cabeza y montó su propia compañía. “Es duro porque requiere de un trabajo diario de 24 horas. Es muy, muy sacrificado, pero ahora mismo no entendería mi proyecto de vida sin esta actividad”.
Ese “proyecto de vida” por el que ha apostado Patricia Charcos cuenta con menos comodidades que muchos otros pero le aporta numerosas satisfacciones profesionales, esas que llegan de la mano cuando tu trabajo te hace feliz. “Es una profesión difícil porque implica volver a empezar cada cierto tiempo. Casi no te da tiempo a disfrutar de los éxitos, pero yo estoy encantada con mi trabajo”.
Las exigencias del púbico conllevan que el proceso creativo no pare nunca; por ello Charcos lamenta que, a veces, no se valore lo suficiente el trabajo y el esfuerzo invertido: “Si llevas más de dos años en el mismo proyecto enseguida empiezas a oír voces críticas que te presionan para que trabajes en un nuevo espectáculo, pero seguramente tú quieras seguir trabajando en el mismo mientras este te dé resultados porque el objetivo también pasa por sacar rendimiento económico a la inversión hecha”. Asimismo señala que “la creatividad no es algo que puedas programar”.

Albaceteña ante todo
La creencia popular nos lleva a pensar que para tener futuro en las profesiones artísticas hay que emigrar a Madrid, pero para Charcos esto no es así. La albaceteña reconoce que para ella lo primero es sentirse a gusto y Albacete le ofrece una calidad de vida que en una gran ciudad no podría encontrar. “Estudié en Madrid y me gusta ir de vez en cuando, pero sé que no es mi ciudad, yo soy albaceteña y valoro mucho lo que Albacete me ofrece. Es un lugar que me permite poder hacer mil cosas en un día: reuniones de trabajo, ir en bici, trabajar, tener vida familiar, social…”
Para Charcos otro de los puntos flacos de Madrid es la gran competencia existente y el alto condicionamiento que hay tanto a la imagen como al criterio de los directores de casting. “La rivalidad es muy grande y, sin darte cuenta, entras en dinámicas en las que yo no me siento a gusto”.
Para ella las dificultades creativas no dependen del lugar donde estés, sino que se crean o destruyen en función de lo que trabajes. “ Si apuestas fuerte, te lo curras y das lo mejor de ti, al final obtienes resultados”.

Charcos apuesta por producir sus espectáculos de forma directa y sin intermediarios o subvenciones que puedan afectar al proceso o al proyecto final. “Considero que las subvenciones son buenas y cada uno, de forma independiente, es el que ha de decidir si las solicita para su proyecto o no; yo, de momento, prefiero quedarme fuera porque me siento más libre”, señala.
Asimismo  matiza que si te supeditas a esas ayudas después va a resultarte más difícil trabajar de forma independiente y sin contar con ese aporte económico. “Durante muchos años se han dado ayudas que, en cierto modo, me parecen excesivas”. “Cuando llegué de Madrid y vi cómo funcionaban las ayudas de la Junta a producción la que verdad es que aluciné porque hay localidades a las que no acuden más de cinco espectadores y a veces te preguntas si tiene sentido que se pague el dineral que se está pagando para ello”, indica.
Por ello lamenta que no haya un trabajo de campo más amplio en el que el programador de cada uno de esos municipios haga un estudio local para rentabilizar mejor esos recursos públicos.
Por otro lado, considera que el Gobierno Regional tendría que hacer también un seguimiento de las compañías beneficiarias puesto que, apunta, hay algunas que han recibido dinero para producción y tan solo han hecho un espectáculo.

La albaceteña trabaja ya en lo que será su nuevo proyecto, pero no quiere adelantar nada, tan sólo que ya está escribiendo canciones y que prevé que el proyecto final vea la luz dentro de un año o un año y  medio. Mientras este proyecto se hornea, la creadora manifiesta sus ganas de trabajar en un espectáculo de clown destinado al público adulto.