Un día te paras en seco y tomas conciencia de que ya no recuerdas los colores.
Ese día miras en derredor y el buzón te regala cartas cargadas de semántica gris.
El camino al trabajo solo es de asfalto:
los maceteros parecieran de alquitrán e incluso el otrora verde de los árboles, parece hoy una prolongación del tronco, parido a la imagen y semejanza de la acera que pisas cada día.
A lo largo de tu jornada [infinita] todo parece haberse mimetizado con el color de la costumbre [marrón] e incluso las voces de tus compañeros parecieran emitir palabras oscuras, difuminadas en esa paleta infinita de grises.
El verano muerto en el paladar.
El cielo bañado en color: negro emborronado, macilento y pegajoso, a manos del tedio.
El sol... extinto; escondido; huido; rendido al frío y la humedad que anilla tu pelo y entumece tus manos.
Y miras adentro, tan hondo que escuece, y te das cuenta de que nos pasamos la vida sintiéndonos esclavos; condicionados; sometidos.
A los horarios tiranos, a los imperativos publicitarios, al cataclismo político, al suicidio del sentido común, de la justicia, de la humanidad.
Y se resbalan los días y las semanas y los meses y las estaciones y la vida deshaciéndose en gris hasta el preciso instante en que decides sonreírle al mundo...
Es ese momento en que miras en derredor y tu sonrisa diáfana, abierta, expuesta, desnuda y franca devuelve a tus ojos el verde vivo, vivificante y vital; el azul inmenso que invade, que estalla en una metralla de sueños venideros preñados de futuro; el amarillo infinito que ahuyenta los monstruos vestidos de ayeres; el rosa que tiñe tus arterias, que hace un fresco en la bóveda de tu memoria; el rojo que abandona todo atisbo de sangre para ser huella dactilar del deseo; el púrpura que viste cada quimera olvidada a manos del tiempo...
Y guardas el instante [mágico].
Fotograma imborrable en tu retina.
Para cuando las palabras parecen punzantes; para cuando el calendario parece reírse de ti; para cuando la sorpresa [imprescindible] parece haberse aliado con la costumbre y pesa; para cuando hoy tiene el mismo sabor que el ayer que quisiste dejar atrás...
Recuerda: imprime ese fotograma: vuelve la piel del revés...
Regálaselo al mundo... que tu sonrisa invada de colores el asfalto gris...